Raymundo Díaz González ha sido una de las figuras clave en el desarrollo y consolidación de producciones en español bajo el sello de Sony Pictures International Productions. Hoy, desde una posición de consultor externo, combina su experiencia ejecutiva con una visión crítica y actualizada del panorama audiovisual de la región.
“Después de nueve años dirigiendo Sony Pictures en la región, ahora colaboro como asesor. Curiosamente, este cambio me ha llevado también a participar en festivales y laboratorios como consultor, algo que no hacía antes. Poder compartir conocimientos, visión de industria y contactos es una forma de retribuir lo aprendido. Es una etapa que disfruto mucho”, afirma.
Desde mediados de 2024, Díaz González identifica un proceso de contracción en la producción a nivel regional, con implicaciones directas para México y otros países latinoamericanos.
“La industria ha sufrido una transformación profunda: ajustes financieros, nuevas estructuras en los estudios, reconfiguración de fórmulas de distribución. Estamos viendo cómo los grandes players se hacen más ágiles, pero también reducen sus equipos y concentran recursos. Este cambio obliga a replantear cómo producimos, a qué escala y con qué propósito.”
En este contexto, destaca la importancia de formar y escuchar a las nuevas generaciones de creadores. “Muchos jóvenes tienen el impulso de contar historias, pero es crucial que entiendan para quién las cuentan. Sin una audiencia clara, no hay sustentabilidad. En programas como Incubadora, trabajamos justo en eso: en alinear visión creativa con viabilidad industrial.”
Una de las mayores satisfacciones recientes de Díaz González provino del impacto internacional de Corazón del actor, película argentina dirigida por Marcos Carnevale y producida durante su gestión en Sony. El título se posicionó como la película argentina más vista a nivel mundial en Netflix durante el primer semestre de 2025, con más de 20 millones de horas reproducidas.
“Es un caso ejemplar: una historia íntima, con una narrativa sensible, que encuentra resonancia global gracias a las plataformas. Esta validación internacional de un contenido profundamente local es posible hoy más que nunca. La diversidad de ventanas ha permitido que productos pequeños encuentren públicos masivos sin depender exclusivamente de la taquilla o la televisión tradicional.”
A pesar del auge de lo digital, Díaz González considera que los festivales siguen siendo pilares fundamentales del ecosistema audiovisual, especialmente en mercados emergentes.
“Espacios como el Festival de Guadalajara, que celebró su 40 aniversario, o el GIFF, con 28 ediciones, han demostrado una capacidad de adaptación admirable. Son estructuras que conectan a la comunidad creativa con la industria y permiten que los proyectos encuentren socios, visibilidad y validación.”
En su rol actual, el productor continúa vinculado a proyectos desarrollados internamente en Sony, brindando supervisión y continuidad a títulos iniciados durante su etapa como ejecutivo.
“Recientemente terminamos una comedia protagonizada por Adrián Uribe y María León, dirigida por Celso García, que está en postproducción. La siguiente película se filmará en el primer semestre de 2026. Además, estoy desarrollando iniciativas independientes que podrían concretarse en los próximos meses.”
Sobre si contempla abrir una nueva casa productora, responde con pragmatismo: “Ya tuve una y sé que es una herramienta útil, pero hoy no es indispensable. Hay estructuras sólidas —como Trasiende, Alameda o Amora Films— con las que he colaborado. Lo importante es que los proyectos tengan viabilidad. Si se requiere crear una entidad específica, lo haré, ya sea en México o en el extranjero.”
En su diagnóstico más crítico, Raymundo Díaz advierte sobre la pérdida de competitividad de México frente a otras regiones con marcos de estímulo más agresivos.
“Estamos en la era de las alianzas. La baja en producción de 2024 a 2025 ha sido clara, y ningún productor puede sostenerse en solitario. Países como España o Colombia han fortalecido sus incentivos y se han vuelto atractivos. Mientras tanto, en México, aunque contamos con herramientas como Eficine, ya no basta.”
Díaz González insiste en la necesidad de repensar la política de estímulos desde un enfoque federal y estatal. “Es preocupante que cineastas mexicanos estén haciendo películas mexicanas… pero fuera de México. Hay una fuga de producción que no solo es simbólica, sino económica. Si no nos ponemos al día, perderemos mucho más que inversión: perderemos relevancia en nuestra propia narrativa.”
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