Cine 22.09.2014 > Mundo

Toronto: una fiesta cinematográfica esencial

Una vez más, el festival internacional estuvo abierto a las pantallas del mundo con pluralidad de temáticas, estilos de producción y búsquedas estéticas.

Por Carlos Morelli

Empecemos por casa. El cine argentino, inexplicablemente ausente de la programación del año pasado (solo había figurado entonces en alguna coproducción minoritaria), volvió a Toronto con una poderosa carga de siete títulos. Ellos fueron "Relatos salvajes", de Damián Szifron (en el apartado Special Presentations); "La Princesa de Francia", de Matías Piñeiro (Wavenlenghts); "Jauja", de Lisandro Alonso (Wavenlenghts); "Lulu", de Luis Ortega (Contemporary World Cinema); "Aire Libre", de Anahí Berneri (Contemporary World Cinema): "Dos Disparos", de Martin Rejtman (Contemporary World Cinema), y "La Salada", de Juan Martin Hsu (Discovery).  Todos - con el previsible impacto especial del primero de ellos- tuvieron importantes cantidades de público y concitaron la atención de la prensa y la industria internacional. Acompañando sus exhibiciones y subrayando la activa presencia de nuestro país: gente del INCAA (que otra vez montó un visitado "stand" en el Grand Ballroom del Hyatt Regency, corazón comercial de la fiesta), productores, realizadores, distribuidores, programadores y directores  de festivales, y periodistas. Y otra vez la tradicional recepción ofrecida por el Consulado de la Argentina y por el ente rector del cine nacional fue un éxito por la  cantidad,  la representatividad y el sonoro  entusiasmo de los invitados.

En cuanto al balance general, felizmente, la historia vuelve a repetirse. Toronto es, sin dudas, y de manera siempre progresiva, el más importante "Festival de Festivales" de la abultadísima agenda internacional de eventos de la especie. Ajeno a las halagos - y limitaciones- del típico festival competitivo, se da (y obsequia) el lujo de programar todo lo que le interesa y sabe que convocará. Hereda de Berlín, de Cannes, de Moscú y de Karlovy-Vary,  programa simultáneamente con Venecia, anticipa de San Sebastián. Es gran puerta de entrada al cine estadounidense más cercano al Oscar que viene, y, a la vez, aloja todo lo mejor de Europa, de Latinoamérica y de Oriente. No le teme al cine de riesgo y nunca se resiste a la fuerte apuesta industrial. Aloja a celebridades máximas y revela a cineastas ignotos que probablemente lleguen a trascender. Es tan válido y potente como escenario para comprar y vender y como geografía para descubrir y admirar.

Presencias descollantes de esta edición. Entre los realizadores: Olivier Assayas, Susanne Bier, David Cronenberg, Hal Hartley, Jean-Pierre y Luc Dardenne, James Franco, Mike Leigh, Barry Levinson, Alan Rickman, Michal Winterbottom, Krzystof Zanussi,... y  Damián Szifron, claro. Entre las "stars": Jennifer Aniston, Juliette Binoche, Steve Carell, Jennifer Connelly, Kevin Costner, Robert Downey Jr., Robert Duvall, Michael Douglas, Benicio del Toro, Morgan Freeman, Michael Douglas, Dustin Hoffman, Salma Hayek, Julianne Moore, Bill Murray, Viggo Mortensen, Keira Knightley, Al Pacino, Robert Pattinson, Mark Ruffalo, Amanda Seyfried, Ben Stiller, John Travolta, Denzel Washington, Kate Winslet, Reese Witherspoon...

Y las proyecciones inmaculadas, en salas magníficas. Y la organización perfecta, rigurosa y cordial con la misma intensidad. Y el saludo de bienvenida a cada lugar como una banda sonora continua y acariciante. Y esta vez, durante los cuatro primeros días, hasta una "Calle del Festival" (la transitada King Street, convertida en "Festival Street"), para que, tropezándose con Julianne Moore, con músicos tocando "Según Pasan los Años", o con mesas con menúes de cine, aquello de "quedarse en la calle" por una vez dejara de ser una pesadilla para convertirse en un "Happy End".

LOS "TOP TEN"

CADA FUNCION, UN GOCE. Más allá de los atractivos y calidades de cada película, hubo siempre un placer asegurado: la extraordinaria  relevancia técnica de la proyección y la imbatible comodidad de las butacas. En el caso de las catorce salas del espectacular complejo Scottiabank, todos los asientos pueden reclinarse hasta lograr el perfecto abrazo entre el visionado y el reposo.

SOBRE LLOVIDO, ADMIRADO. Este año el TIFF instituyo un "Día Bill Murray", exhibiendo varias películas de este comediante singular, incluso su muy reciente "St. Vincent". La jornada, implacablemente lluviosa, mostró a un Murray estoicamente decidido a atender a sus "fans", paraguas en una mano y bolígrafo en la otra.

DEPARTAMENTOS DE PELICULA. Desde su mudanza al "downtown" y la inauguración de su casa propia, el TIFF Bell Lightbox, el festival ha propiciado un constante y ya descomunal crecimiento inmobiliario de la zona, cercana a la CN Tower. Cada temporada se inauguran nuevos rascacielos "de película", cuyos compradores adquieren, además de una vivienda o de una oficina, la garantía formal de participar de todos los eventos cinematográficos futuros ambientados en el barrio.

DEL "CHE"  A  ESCOBAR GAVIRIA. La máscara singularmente intensa  de Benicio del Toro da para todo. Desde una resurrección del "Che Guevara" hasta su flamante composición de Pablo Escobar Gaviria, fértilmente ensayada en."Escobar, Paraíso Perdido". Más allá de su ductilidad actoral, es indudable que del Toro es una de las presencias más impactantes - y necesarias - del cine actual, cuando de retratar personajes latinoamericanos se trata.

ALGO PARA RECORDAR. Entre tantos títulos que engalanaron la voluminosa propuesta de esta edición, uno que nos impactó profundamente: "Phoenix", del alemán Christian Petzold. Una historia de segregación racial, amor y suspenso conjugada con un esplendoroso clasicismo y con una sugestión raramente alcanzable.

ESOS ANGELES ANARANJADOS... Es una felicísima tradición del Festival de Toronto: la presencia, en cada escenario de la celebración, de una legión de voluntarios inmejorablemente dispuestos a colaborar con la organización y con sus miles de invitados en todos los aspectos, previsibles o no tanto. En el 2014 esos uniformados con casacas color naranja y sonrisas invulnerables sumaron 2.800 ángeles, con y sin comillas...

COMO EN UNA PLAYA CARIOCA... La interminable fila de invitados a la función inaugural, realizada por primera vez en el Teatro Prince of Wales, amenizó su larga hora de espera degustando un producto de ultimísima hora cuya promoción empezó allí. Se trata de una versión industrial del agua de coco, sin azúcar y en "tetra brik", con muy pálidas reminiscencias del néctar bebible en los países tropicales.

LA MAS CORTA Y LA MAS LARGA. Infaliblemente el festival proporciona a sus invitados una hojita de estadísticas. Entre los rubros atendidos allí figura el de las duraciones mínimas y máximas de las obras programadas. Esta vez el corto más corto alcanzo los dos minutos y el largo más largo llego a los doscientos cincuenta.

PACINO Y DUVALL, SIN PADRINO. Alguna vez asociados por sus actuaciones en 'EL Padrino", cima absoluta de la creación coppoliana, Al Pacino y Robert Duvall volvieron a cruzarse en las jornadas iniciales del TIFF. Pacino trajo dos películas (nos quedamos con "The Humbling", del resucitado Barry Levinson) y Duvall impacto con su protagonismo (junto a Robert Downey Jr.) de "El Juez", donde encarna a un magistrado sospechado de asesinato.

TORONTO INVADIDA POR SEUL. Característico apartado del TIFF, "City to City" ("Ciudad a Ciudad') tuvo esta vez como protagonista a la multifacética Seúl. En esa misma sección consagrada a las plurales visiones fílmicas sobre una misma urbe, en el 2012 el estrellato le cupo a nuestra Buenos Aires.

© Newsline Report 2014

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